La documentación no es solo un registro; es una estrategia integral que guía tanto a usuarios internos como externos a través del funcionamiento y el servicio que ofrece el producto. Sin embargo, decidir el enfoque correcto al documentar tu producto requiere un análisis cuidadoso de qué y cómo se debe comunicar.
¿Cómo Deberíamos Documentar: Funcionamiento o Servicio, de forma interna o externa?
Es importante saber desde dónde queremos documentar nuestro producto, puesto que crear una guía de usuario para el producto ni es documentar ni es nuestra competencia. Hay que entender cómo se involucran los stakeholders en el producto para cubrir esa parte también, y que se vaya más allá de bloques de texto con pantallazos.
En algunos casos se elegirá profundizar en el producto y en otros será más importante explicar muy bien el servicio. Hay momentos donde se quiere hacer más hincapié en la solución tecnológica y otros que la documentación necesita mapear los procesos internos para conseguir que esa solución llegue a mercado.
No existe una manera concreta de documentar tu producto que sirva para todos los contextos y organizaciones. Es recomendable tener un marco que sea replicable en varios contextos, para ordenar el trabajo que tenemos ante nosotros y no reinventar la rueda cada vez, pero, por ejemplo, una documentación de un producto para cliente final tendrá unos mimbres distintos que uno para usuario interno.
Como apuntábamos, es posible que no se trate de redactar sino de reordenar y reformular lo existente, por lo que un pequeño eslogan o idea fácil de captar nos ayudará no solo a explicar qué estamos haciendo sino tenerlo muy en mente para dar ese enfoque, ese “toque” al contenido.
Cuando hablo de Enfoque, me imagino el momento de ideación por el que pasa todo equipo de Producto. Todo lo hecho hasta ahora (señalar una necesidad y ver qué existe ya) nos inspira para modelar un contenido que responda a ese problema.
Por ponerte un ejemplo…
Siguiendo con el trabajo que mencioné en otros capítulos, tras detectar la necesidad y ver que había mucha documentación sobre funcionamiento ya recogida y actualizada (pues era un producto interno, y los equipos de operaciones y marketing lo mantenían) entendí que la documentación de producto debía centrarse en mapear los equipos que hacían posible el desarrollo de producto y los distintos procesos que seguían, así como los requisitos y temas más urgentes de cara al lanzamiento. Mi enfoque se inspiró en el eslogan de la RAE “limpia, fija y da esplendor” puesto que hubo una gran labor de borrar información obsoleta, crear glosarios y definiciones concretas, y poner en valor todas las piezas del puzzle que estaban haciendo posible ese producto.
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