Hace tiempo me topé con este cuento. Se trata de una leyenda Cherokee sobre la lucha entre el lobo y el oso. Lo he recordado esta mañana al llevar a mi hijo al cole y hemos estado hablando sobre héroes y villanos.
Está en esa etapa en la que poco a poco va cambiando su marco de referencias del entorno familiar por referencias del cole y amigos, y le llama mucho la atención todo lo que tiene que ver con héroes y villanos.
La eterna lucha entre el bien y el mal. Empecé a contarle el cuento.
Un día, un anciano Cherokee llamó a su nieto para contarle una historia.
Le dijo: «Dentro de cada persona hay una batalla entre un lobo y un oso: un lobo gris que lucha contra todo y todos incesantemente, y un oso pardo que vive en armonía con lo que le rodea».
Mi hijo me preguntó por qué el lobo lucha tanto y le animé a reflexionar, estilo Agile Coach: ¿tú qué piensas?
Juntos llegamos a esta conclusión: el lobo gris representa la ira, la envidia, la culpa, el resentimiento, los celos, la avaricia, la soberbia, las mentiras y en definitiva el ego.
Por el contrario, el oso pardo representa la bondad, la alegría, la verdad, el amor, la esperanza, la gratitud, la generosidad, la humildad, la compasión, la empatía y en definitiva la paz.
Volviendo al cuento:
El niño, después de escuchar a su abuelo, meditó un momento sobre sus palabras y luego preguntó: «Abuelo ¿quién ganará, el lobo o el oso?».
El viejo Cherokee sonrió y respondió: «Aquel al que alimentes».
Y claro, esto nos llevó a hablar sobre alimentar nuestras emociones con nuestros pensamientos, sobre dejarse dominar por las emociones, sobre que el miedo es el camino hacia el Lado Oscuro: el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento… El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, le dije.
Menudo viaje al cole le estaba dando. 20 minutos. A veces, con asertividad me dice: ¿Puedes poner música? Lo tengo aceptado. Es más, lo tengo delegado en su futuro psiquiatra, pero eso es otro tema.
Venimos, en nuestra gran mayoría, de una educación liderada por la razón y el pensamiento, privada completamente de gestión emocional. En mi caso he tenido que hacer un duro trabajo para reconocer esas emociones que fueron prohibidas en la infancia.
Gestionar nuestras emociones nos ayuda a liderar, a ser ejemplo y acompañar, no sólo nuestro producto, sino a todas las personas que lo rodean: equipo, stakeholders, usuarios, clientes, etc.
Ahora no voy a daros la turra con la definición de las emociones, para eso creo que es mejor ver la peli de Inside Out, pero sí me gustaría dejar dos conceptos:
En primer lugar, no es lo mismo emociones que sentimientos.
Lo primero son reacciones automáticas y básicas, mientras que los sentimientos son experiencias subjetivas y conscientes que surgen a partir de esas emociones. Una emoción puede ser la tristeza, y un sentimiento la culpa (aquí una referencia para saber más).
En segundo lugar, las emociones tienen un propósito evolutivo. Están ahí para algo.
No tratamos de eliminarlas, sino que las gestionamos, las aceptamos, las acompañamos, entendemos qué quieren decirnos y en qué medida quieren ayudarnos o protegernos. Por ejemplo la ira surge cuando percibimos una amenaza o injusticia y nos ayuda a establecer límites, a tomar acción, a comunicar nuestras necesidades, etc.
Saber gestionar tus propias emociones te ayudará a identificar las emociones de tu equipo, a mejorar tus habilidades de psicoliderazgo, y como consecuencia lógica te llevará a liderar, entregar y hacer crecer productos exitosos.
Eso sí, es un trabajo constante, un hábito. Estas son las técnicas que uso y comparto para gestionar emociones:
- Triángulo de Cambios (emoción-pensamiento-acción): este triángulo nos lleva a una de las siguientes cadenas lineales: pienso-siento-actúo, siento-pienso-actúo o actúo-siento-pienso. De modo que podemos iniciar un cambio en uno de los vértices y provocar una cadena de cambios en el resto. Con esta técnica puedes cambiar tus emociones como consecuencia de haber cambiado tus pensamientos o tus acciones. Por ejemplo, cambiar nuestras acciones, para cambiar nuestras emociones y a su vez cambiar nuestros pensamientos (fake it until you make it).
- Técnica de parada de pensamiento STOP: esta técnica es un acrónimo donde la primera letra es Stop (Interrumpe el pensamiento diciendo "STOP" y haciendo una pausa de lo que estés haciendo), después Toma un respiro (foco en la respiración, inhala por la nariz, exhala por la boca), Observa tus emociones (qué emociones identificas y cómo se siente tu cuerpo), y por último Procede (analiza conscientemente cómo deseas responder, y si no puedes haz explícito).
- Comunicación No Violenta: a través de esta técnica (que ya hemos comentado en otras ocasiones) podemos usar la regla hecho-sentimiento-necesidad-petición para expresar nuestras emociones a otras personas en base a conflictos o situaciones que nos hayan ocurrido.
- Reencuadre Cognitivo: identifica y cuestiona los pensamientos automáticos que contribuyen a las emociones no deseadas. Luego, reemplaza estos pensamientos con pensamientos más realistas y equilibrados que promuevan una perspectiva más positiva y adaptativa.
- Práctica de la Gratitud: cultiva una actitud de gratitud y enfoque en las cosas agradables de la vida, incluso en medio de desafíos o dificultades. La práctica regular de la gratitud puede ayudar a cambiar la perspectiva y promover emociones agradables y constructivas.
- Técnica Cuerpo-Mente: conecta tu cuerpo y mente centrándote en sensaciones físicas específicas, como la respiración, la tensión muscular o el ritmo cardíaco. Tomar un momento para sentir y observar estas sensaciones puede ayudar a calmar la mente y regular las emociones.
- Técnica de los 5 Por-Qué o 5 Para-Qué: no tiene mucho misterio. Preguntar por qué o para qué una y otra vez hasta llegar a la causa raíz del conflicto emocional.
- Aceptología: esta técnica tiene un profundo carácter introspectivo de forma que, cuando ocurre algo que nos lleva a estar bajo el dominio de las emociones, debemos preguntarnos: ¿Qué es aquello que no estoy aceptando? Está muy relacionado con la oración: dame fuerzas para cambiar aquello que puedo cambiar, serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, y sabiduría para reconocer la diferencia.
- Ataraxia: es un estado de paz interior y tranquilidad mental que los epicúreos consideraban como un objetivo deseable. Practicar técnicas de relajación, meditación o mindfulness puede ayudarnos a cultivar la tranquilidad mental y a encontrar equilibrio emocional en nuestras vidas. Con esta técnica, o forma de vida más bien, cuando las emociones me dominan y estoy en una conversación difícil me pregunto (me repito como un mantra): ¿Qué es lo que quiero, tener razón o tener paz? Protege tu paz por encima de todo.
- Dialoga contigo: esta técnica se basa en que, habitualmente, somos mejores consejeros para el resto de las personas que para nosotros. Consejos vendo que para mí no tengo, dice el refrán. Aquí la propuesta es, al menos al principio, poner una silla vacía delante, expresar tu situación, levantarte, sentarte en la otra silla y tratar de resolverla como si fuera planteada por otra persona. Con el tiempo puedes dejar de usar la silla y hablar en voz alta, y más adelante con la práctica podrás hacerlo mentalmente.
No son pocas, pero tampoco muchas.
La entropía y la adaptación hedónica del estoicismo no dice que todo tiende al caos, y de forma natural el ser humano tiende al hedonismo y al placer, lo que nos lleva inevitablemente al mínimo esfuerzo.
La fácil será salir de este artículo y pasar al siguiente sin hacer nada. Lo difícil será coger una de estas técnicas y ponerla en práctica.
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