Aikido Verbal - A Product Letter #37

  • Actualizado: 27 agosto 2024
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Creemos que vivimos en un mundo hostil, polarizado entre el bien y el mal. ¿Realmente existe gente buena y gente mala? Quizá nos dejamos llevar por el maniqueísmo imperante en nuestra sociedad que nos lleva por una corriente de pensamiento colectivo superficial y no somos capaces de ver que, en realidad, no existe gente buena y gente mala, sino gente que actúa desde el miedo y gente que actúa desde el amor.

Vale, si has llegado hasta aquí quiere decir que has pasado el primer escalón, tienes una mente lo suficientemente abierta para incorporar a tu mochila, a tu mindset, el skill del Aikido Verbal.

Esta técnica tiene que ver con el arte de conversar.

En ocasiones ocurre que las conversaciones nos llevan a terrenos hostiles donde se masca la tragedia. Te ha pasado, ¿verdad? Por norma general, ante una crítica poco respetuosa, ante una actitud agresiva (o pasivo-agresiva), ante insultos, gritos o violencia verbal en general nos sentimos atacados y reaccionamos de una de estas tres formas: lucha, huida o bloqueo.

Es natural, somos humanos, elegir entre estas tres reacciones de forma instintiva nos ha permitido sobrevivir. Sin embargo, cualquiera de las tres opciones es la causa de una consecuencia mayor: aumentar el nivel de conflicto en lugar de reducirlo o eliminarlo.

El Aikido Verbal nos propone una alternativa sana a la lucha-huida-bloqueo capaz de reducir e incluso eliminar el conflicto.

En un mundo caracterizado por la constante interacción y comunicación, la habilidad para manejar desacuerdos y tensiones de manera eficaz es más valiosa que nunca. Inspirado en el Aikido, un arte marcial japonés enfocado en la neutralización pacífica del adversario, el Aikido Verbal ofrece oportunidades de crecimiento y entendimiento mutuo.

El Aikido, creado por Morihei Ueshiba (llamado O-sensei, por sus alumnos) en el Japón moderno, es más que una técnica de combate; es una filosofía de vida que busca la armonización y neutralización del conflicto sin causar daño, aprovechando la energía del adversario en favor de uno para esquivar, reducir o bloquear los ataques. El Aikido se basa en la idea de que controlar la agresión sin herir es el verdadero arte de la paz. Esta filosofía no solo se aplica a los conflictos físicos, sino también a los verbales y emocionales.

Ueshiba enseñó que el verdadero propósito del Aikido es la búsqueda de la paz, y que herir a un oponente es herirse a uno mismo. Este principio fundamental de no causar daño se puede trasladar al terreno de la comunicación y las interacciones personales mediante el aikido verbal. Para saber más, Morihei Ueshiba escribió el libro El Arte de la Paz.

El Aikido Verbal entonces, se basa en el mismo principio de neutralización y armonización que el Aikido físico, pero aplicado a las agresiones verbales. En lugar de ver a los interlocutores como adversarios, el aikido verbal los percibe como aliados en la búsqueda de una solución pacífica y equilibrada. Esta práctica no solo ayuda a proteger el bienestar emocional, sino que promueve un ambiente de respeto y comprensión mutua.

Se ha extendido que existen tres o cuatro principios del Aikido pero en realidad no es así. Más que principios como los podemos entender de otros marcos o filosofías, son como la base de la filosofía del Aikido.

Los podemos sintetizar en tres:

  1. Armonización y neutralización del conflicto. En el Aikido, la neutralización del contrario se logra a través de la armonización, no mediante la confrontación directa. En el Aikido Verbal, esto se traduce en escuchar y comprender la perspectiva del otro, utilizando su energía para desviar la agresión de manera no violenta. En lugar de enfrentarse directamente con la fuerza del oponente, se trata de redirigir esa energía de manera que se neutralice el conflicto.
  2. Evolución personal. La filosofía detrás del Aikido no busca la destrucción del adversario, sino la auto-reflexión y el crecimiento personal de ambos participantes, tanto en el plano físico como en el mental y espiritual. En el contexto del Aikido Verbal, esto significa trabajar en la propia resiliencia emocional y capacidad de comunicación efectiva.
  3. No hacer daño. La esencia fundamental del Aikido es evitar causar daño. En la comunicación, esto implica responder a los ataques verbales de manera que no perpetúe la agresión ni dañe la relación.

Este enfoque no solo evita la escalada irracional de las disputas, sino que también fortalece las relaciones al fomentar un entendimiento y respeto mutuos.

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Concretamente, existen varias técnicas en el Aikido Verbal inspiradas en los movimientos del Aikido físico y se adaptan para abordar los conflictos en la comunicación.

  1. Paráfrasis: repetir en tus propias palabras lo que la otra personas ha dicho muestra que estás escuchando y entendiendo, además de aclarar el mensaje.
  2. Preguntas abiertas: estas preguntas invitan a la otra persona a compartir más sobre sus pensamientos y sentimientos, profundizando en el entendimiento mutuo.
  3. Uso de afirmaciones «Yo»: expresar tus sentimientos y percepciones con frases que comiencen con «Yo» en lugar de «Tú» ayuda a reducir la postura defensiva de la otra persona.
  4. Desarme: reconocer la parte de verdad en el argumento de la otra persona para reducir la hostilidad y abrir la puerta a una mayor colaboración.
  5. Consentir y ceder: útil cuando el ataque no nos pone en riesgo y se ha vuelto repetitivo; implica trabajar internamente para impedir que nos cause daño. Por ejemplo, si alguien critica constantemente tu trabajo, podrías responder con un simple «Entiendo tu punto de vista» y dejar que el comentario pase sin afectar tu bienestar.
  6. Halagar: si la disputa se origina en el deseo de superioridad de la otra persona, un cumplido puede desactivar la agresividad. Por ejemplo, si alguien te critica para parecer más competente, podrías responder con un elogio genuino sobre su habilidad en un área relevante.
  7. Réplica desintoxicante: responder con un interrogante permite que la otra persona evalúe lo razonable del ataque y da tiempo para calmarse. Por ejemplo, si alguien te insulta, podrías preguntar: «¿Por qué te sientes de esa manera sobre esto?».
  8. Constatación objetiva: hacer ver a la otra persona que notamos su molestia y expresar el deseo de resolver la diferencia de manera saludable. Por ejemplo: «Noto que te ha molestado mi comentario. Me gustaría entender mejor tu perspectiva y colaborar para encontrar una solución».
  9. Confrontación: poner freno a una falta de respeto o agresión verbal desmedida de manera asertiva y con un límite claro. Esto puede implicar decir: «Puede que haya cometido un error, pero no tienes derecho a hablarme de esa manera. Te pido que mantengas el respeto».
  10. Moderar el tono: hacer consciente a la otra persona que existe una ofensa y que no se va a admitir a través de moderar el tono de la conversación para señalar la falta de respeto sin escalar el conflicto. Por ejemplo: «Si continúas hablándome en ese tono no vamos a entendernos, tendré que terminar esta conversación hasta que podamos hablar con calma».
  11. Ceder y mantener la posición de partida: En esta técnica, se reconoce que la otra persona puede tener parte de razón, pero se mantiene el propio punto de vista y se comunica de manera clara. Es adecuada para disputas intelectuales o debates, donde se puede decir algo como: «Veo que tienes un punto válido, pero mi perspectiva es esta...».

El Aikido Verbal no es solo teoría; es una práctica que puede y debe integrarse en la vida diaria para ser efectiva. Es un músculo que necesita entrenarse. De hecho, Luke Archer, formador, escritor y especialista en esta práctica, ha creado «dojos verbales», es decir, espacios donde se practica esta disciplina y los usuarios de esta técnica desarrollan sus reflejos ante situaciones comunes. Entre ellas, un jefe que les echa la bronca por llegar tarde, un compañero que critica su trabajo o que alguien se queje de sus habilidades en la cocina.

Si profundizamos un poco más, Luke Archer propone poner en práctica el Aikido Verbal a través de tres movimientos inspirados en los movimientos del Aikido físico:

Movimiento 1: aprende a recibir el ataque «sonriendo por dentro», es decir, ganando confianza que te permita evitar el conflicto. 

Movimiento 2: sigue el hilo de la agresión hasta que se desestabilice, poniéndote en el lugar de la otra persona para aprender a mirar desde su punto de vista y analizar la situación de forma objetiva.

Movimiento 3: reequilibra la conversación iniciando un diálogo más constructivo, proponiendo pasos en común, alcanzando un compromiso o solucionando el problema inicial. 

Para el primer movimiento se necesita mucha introspección, mucho trabajo interior relacionado con las emociones. Para el segundo movimiento puedes usar las técnicas que hemos visto. Una vez que vemos reducida la tensión gracias al segundo movimiento, podemos poner en práctica el tercer movimiento.

Te propongo algunos ejercicios para fortalecer el músculo del Aikido Verbal:

  • Después de cada interacción significativa, reflexiona sobre cómo manejaste la conversación y qué podrías haber hecho mejor.
  • Trata a lo largo del día de identificar tus emociones y decirte “esta emoción no me representa, yo no soy esta emoción”, de forma que puedas separarte de forma consciente y evaluarla para saber qué trata de decirte exactamente.
  • Practicar situaciones conflictivas con un amigo o colega puede ser extremadamente útil para mejorar tus habilidades.
  • Invertir tiempo en leer sobre comunicación y manejo de conflictos puede enriquecer tu entendimiento y habilidades.
  • La meditación puede mejorar tu capacidad de mantener la calma y estar centrado en situaciones de alta tensión.
  • Pedir feedback a personas de confianza sobre cómo te comunicas en situaciones de conflicto puede ofrecerte perspectivas valiosas.
  • Observar cómo otras personas manejan los conflictos puede inspirarte y mostrarte nuevas formas de manejar tus propias interacciones.

El aikido verbal es una herramienta poderosa para transformar conflictos en conversaciones constructivas. La práctica constante y consciente no solo mejora nuestras habilidades de comunicación, sino que también nos ayuda a crecer como individuos, desarrollando nuestra empatía, escucha activa y capacidad para manejar el conflicto de manera efectiva. 

La verdadera fuerza no reside en ganar una discusión, sino en transformar el conflicto en una oportunidad de conexión y crecimiento.

No solo nos ayuda a proteger nuestro bienestar emocional, sino que también promueve un ambiente de respeto y comprensión mutua, por ejemplo con tus stakeholders.

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Foto de Ron Lach en Pexels

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